Tras la huella de los nazis en Sevilla
La capital de Andalucía también fue escenario de las intrigas hitlerianas en la II Guerra Mundial. José Manuel García Bautista lo cuenta todo en su nuevo libro.
Eran elegantísimos, igual que en el tópico que de ellos se tiene. Impecables en su higiene y su atuendo y muy educados en el trato, nada que ver con los más sanguíneos y espontáneos italianos que también se juntaron por Sevilla en aquellos descarnados años de la Guerra Civil. Al terminar ésta, desaparecieron de la vista todos esos disciplinados militares forrados con esvásticas, pero lo cierto es que los nazis seguían aquí: acababa de estallar la Segunda Guerra Mundial y la amistosa y estratégica España, oficialmente neutral, clandestinamente germanófila y estratégicamente perfecta, les venía de perlas para sus intrigas; en particular, para aquellas relacionadas con el plan de tomar Gibraltar, la navegación en el Atlántico y las operaciones en el norte de África. Una realidad, la de esta presencia soterrada, que nunca se ha divulgado de forma prolija y que ahora aborda a todo trapo el escritor trianero José Manuel García Bautista en su esclarecedor libro Nazis en Sevilla.
"Era una deuda pendiente conmigo mismo", confesaba ayer el autor. "Hacía tiempo que tenía esa investigación realizada de la que además tenía muchos datos, sobre todo del tema de León Degrelle, un nazi que vivió en Constantina (Sevilla), el pueblo natal de mi madre. Pero lejos de todo eso también fueron mis viajes a Berlín, el visitar los campos de exterminio, lo que me impulsó a profundizar en la investigación de si en España, y en mi tierra, había habido nazis o los vestigios del Tercer Reich."
Como se puede suponer, los encontró. Desde las chulescas andanzas del viejo general Degrelle hasta el control de los buques del puerto, pasando por las tres casas de Heliópolis donde más de 30 personas trabajaban por los intereses de Adolf Hitler y de su imperio en ciernes. Espías, sabotaje, desinformación, comunicaciones...
El libro es estrictamente histórico, sin posicionamientos ideológicos, aunque también contiene un guiño hacia los amantes de los misterios por parte del autor, gran especialista en la materia. "La obra comienza explicándole al lector qué es el nazismo, ubicándolo; cómo surge, sus figuras. Luego explico por qué los jerarcas nazis sentían tanta fascinación por lo oculto, por lo esotérico; por qué Himmler crea la Orden Negra, por qué las acciones incomprensibles hacia la humanidad de las SS; por qué Hitler tenía con él a un mago esotérico llamado Erik Hanussen al que mandó, posiblemente, matar. La Sociedad Thule, la Vril, la atracción de Hitler hacia la Lanza del Destino, aquella que dicen que atravesó el costado de Cristo..." Es decir, la historia de una locura ilimitada.
"Hay una lista con 107 nombres nazis, con sus grados militares, sus objetivos", detalla García Bautista. "Pero si había muchos agentes en España, aún eran más los españoles que los ayudaban bajo órdenes expresas del Gobierno de España; en parte era lógico, eran correligionarios de ellos. Y de haber ganado la Segunda Guerra Mundial, los beneficios pactados para España habrían sido cuantiosos... España quería pescar en ese río revuelto que era la Europa en guerra."
"Además, había una vasta red de empresas que daban cobertura logística a todos ellos", afirma, "las empresas del grupo Sofindus, que en muchos casos no dejaban de ser tapaderas que legitimaban sus acciones, aunque también tenían un cometido: aprovisionar de materias primas al Tercer Reich. Aquí, en Sevilla, había campos de confinamiento donde estaban presos políticos, delincuentes o todo aquel que no contaba con el cariño del régimen... Aquí estaba por ejemplo el campo de Los Merinales, y el recuerdo del Canal de los Presos que construyeron ellos. Conviene que esta tierra nuestra no olvide y que conozca ese pasado".
Pero la cosa va a más, dice García Bautista: "En nuestra tierra, en Andalucía, se produjo un acontecimiento que, en mi opinión, hizo a los aliados ganar la guerra en el Mediterráneo, con aquella Operación Mincemeat por la cual se engañó a los nazis acerca del lugar previsto para el desembarco. Los alemanes picaron el anzuelo y el efecto fue devastador. Quizás la Segunda Guerra Mundial podría haber tenido otro color sin este triunfo gestado en nuestra tierra, por las costas de Huelva. También pudo haber cambiado el signo de la guerra si los nazis hubieran tomado Gibraltar, pero no fue así."
¿Se puede trazar una Ruta de los nazis en Sevilla? El autor dice que sí y cita algunos lugares destacados, como "el Hotel Inglaterra, donde se jugaba la partida secreta del espionaje en Sevilla"; el barrio de Santa Cruz, lugar habitual de reunión de los agentes del Tercer Reich en la ciudad; el citado Canal de los Presos, como recuerdo de los campos de trabajo; el pueblo de Constantina y su Castillo Blanco, donde residió ese militar predilecto del Führer llamado León Degrelle... "Y sobre todo, nuestra Giralda, a cuya sombra creció la quinta columna del espionaje nazi."
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