Criogenización: la inmortalidad confiada al futuro
La vida en Stand by
Hasta ahora quienes confiaban en la criogenización como una alternativa a la muerte sabían que cualquier daño que se produjera en sus venas y arterias durante este proceso imposibilitaría “regresar” a la vida. Sin embargo, la nanotecnología está a punto de remediar ese problema y de dejar libre el camino hacia la inmortalidad.
Para algunos, los avances en el campo de las terapias regenerativas permitirán alargar la vida unos cuantos años más, pero para otros simbolizan la última barrera que obstaculiza el paso hacia la ansiada inmortalidad. Este es el caso de los defensores de la criogenización, que afirman que el frío puede conservar en perfecto estado y por tiempo indefinido las células humanas. Y así permanecerá el cuerpo hasta el momento en el que sus cuidadores decidan “despertarlo”, cuando la ciencia haya avanzado lo suficiente para asegurar la vida eterna o para permitir curar la enfermedad que padecía antes de ser criogenizado.
La hipótesis de la criogenización surgió en la década de los sesenta del pasado siglo. Fue la doctora Constance M. Ettinger, profesora de Física en el Highland Park College de Detroit (EE.UU.), quien la propugnó y la desarrolló en su libro Perspectiva de la inmortalidad. “La muerte, de momento, debe considerarse una enfermedad incurable”, explicó. Y acto seguido anunció que un cuerpo podría permanecer sumergido a la temperatura de ebullición del nitrógeno líquido a la espera de que “la ciencia tenga armas para curar esa enfermedad sin tratamiento”. La idea despertó las ilusiones de miles de personas en todo el mundo, hasta el punto de que algunas de ellas crearon sociedades criogénicas para conseguir que sus gobiernos autorizaran la posibilidad de congelar los cuerpos, siguiendo la teoría de Ettinger. Uno de estos grupos se encuentra en España. Es la Sociedad Española de Criogenización (SEC) y fue constituida en 1998. Su presidente y fundador, el ingeniero Andrés Albarrán, dice que “ver lo que pasará después de muchos años me haría una gran ilusión”. Tanto él como el centenar largo de miembros con los que cuenta la SEC confían en la criogenización como la mejor alternativa para burlar a la muerte. “Imagínate que te entierran o te incineran. En esos casos, las posibilidades de regresar a la vida son cero. Si te criogenizan al final de todos los ceros que pongas siempre habrá un 1”, comenta con cierta lógica este ingeniero de 74 años. Y añade: “Soy católico, pero hay algo que me hace desconfiar de la religión cuando nos dice que vamos a resucitar. Han pasado miles y miles de años y aquí nadie ha vuelto para contarlo ni ha visto a Dios”. Mantener esta ilusión requiere una gran perseverancia, sobre todo en España, que no admite la congelación de cuerpos vivos o inertes y tampoco que se saque un cadáver del país a no ser que se encuentre embalsamado, “lo cual resulta incompatible con la criogenización”, explica Albarrán. ¿Qué alternativa queda entonces? Solo Estados Unidos. En este país existen tres sociedades criogénicas en las que sí se puede congelar y custodiar un cuerpo hasta el momento en el que se decida devolverlo a la vida. La más importante es la Fundación Alcor para la Extensión de la Vida, que fue creada en 1972 y cuya sede se encuentra en Arizona.
La siguen Cryonics, enclavada en Michigan, y la californiana Transtime. Respecto a Alcor, a pesar de contar con una publicación propia –Cryonics– en la que se informa de los últimos avances criogénicos, es imposible acceder a sus documentos internos, puesto que su política garantiza el anonimato y la confidencialidad a todos sus clientes. Sin embargo, actualmente se calcula que mantiene en sus instalaciones unos cien cuerpos congelados y otros doscientos en lista de espera, mientras que Cryonics posee medio centenar. En ambos lugares no se habla de clientes, sino de pacientes criopreservados, debido a la ausencia de muerte cerebral. Y es que los requisitos para optar a esta técnica no son tan sencillos como puede pensarse. Una de las modalidades consiste en congelar un cuerpo que ya esté muerto con la ilusión de que algún día esa circunstancia sea reversible, pero lo ideal es que la criogenización se efectúe antes de que ese hecho se produzca. ¿Significa, entonces, que se puede congelar un cuerpo vivo? No exactamente, ya que si fuera así las leyes de Estados Unidos acusarían al paciente de suicida y al médico de cooperante al suicidio. La solución se encuentra en que un centro médico declare a la persona clínicamente muerta. En ese momento se inicia una carrera contrarreloj para trasladar el cuerpo al centro de criogenización antes de que se produzca la muerte biológica. Una vez allí, se reaniman las funciones de circulación y respiración para que los daños en el cerebro y en el organismo sean mínimos.
Por esta razón, explica Albarrán, “cuando empiece a enfermar pasaré largos períodos en Estados Unidos, cerca de un centro de criónica”.
Publicado por zapotudo
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