Terror bajo cero en los Urales
(Los nueve fallecidos) Por: David Heylen ( Esencia21.com ) “Fallecidos a causa de una fuerza desconocida”. Esa fue la desconcertante conclusión a la que llegaron los investigadores tras analizar la muerte de un grupo de nueve avezados esquiadores acaecida en 1959 en las frías montañas de los Urales. Prácticamente desnudos, en mitad de la noche y con temperaturas de -30ºC, los nueve estudiantes huyeron de su campamento atemorizados por algo que aun sigue siendo un completo y terrorífico misterio. Un auténtico expediente x en plena Guerra Fría. El tiempo era bueno a comienzos de febrero de 1959 en la zona de los Urales. Idóneo para que una decena de estudiantes y experimentados alpinistas iniciaran unos días de expedición y aventura en la montaña. Igor Dyatlov, de 23 años, encabezaba aquel grupo mixto que en absoluto podía presagiar su fatal destino cuando emprendió la marcha hacia la base de la montaña de Otorten. Un destino incierto Fue el día 20 de febrero cuando las familias de los excursionistas dieron la voz de alarma ante la falta de comunicación con los excursionistas. En ese momento se movilizo un grupo de rescate compuesto por policía, el ejército y un grupo de profesores y alumnos de lo que hoy es la Universidad Técnica de los Urales. Tras varios días de búsqueda, finalmente el 26 de febrero encuentran el último campamento de los estudiantes y tras su hallazgo, todos los presentes supieron de inmediato que aquello no acabaría en nada bueno.
Mikhail Sharavin, estudiante y responsable del hallazgo del campamento relató como las tiendas estaban totalmente rajadas desde dentro hacia fuera así como parcialmente cubiertas de nieve. Las tiendas estaban vacías, no había nadie en el interior, pero extrañamente todos los pertrechos, objetos personales y lo más importante, la ropa de abrigo, había sido dejada atrás. Todos están muertos
En el borde de ese bosque se encuentran los dos primeros cuerpos. Correspondían a Georgy Krivonischenko de 24 años y Yury Doroshenko de 21. Los dos cuerpos descansaban bajo un gran pino, vestían solo ropa interior y no presentaban signos externos de violencia. Se encontraron restos de una hoguera y parte de las ramas del pino destrozadas. A unos pocos metros, en un claro de la masa arbolada, aparecieron los cuerpos de Igor Dyatlov y Zina Kolmogorova ambos de 22 años y Rustem Slobodin de 23. Por la posición de los cuerpos se cree que los jóvenes trataron de llegar al campamento sin fortuna. Salvo por los detalles del campamento y el que los estudiantes dejaran el campamento sin ropa, todo parecía normal, pero lo cierto es que aun faltaban cuatro cuerpos por hallar y con su descubrimiento todo daría un dramático giro en los acontecimientos. Descubrir el paradero de los demás excursionistas llevo un total de casi dos meses de búsqueda. Los cuatro fueron encontrados cerca de una especie de barranquillo cercano al lugar donde estaban las otras víctimas, pero estos estaban enterrados bajo cinco metros de nieve. Nicolas Thibeaux-Brignollel de 24 años, Ludmila Dubinina de 21, Alexander Zolotaryov de 37 y Alexander Kolevatov de 25 formaban una dantesca imagen cuando fueron descubiertos. Todos presentaban heridas traumáticas. El cráneo de Thibeaux estaba prácticamente machacado por dentro, Dubinina y Zolataryov tenían varias costillas rotas. Además Dubinina no tenía lengua.
A pesar de todo, las lesiones externas que presentaban eran prácticamente inexistentes y al contario de los demás, estos estaban algo mejor vestidos, incluso parece que los últimos en morir se apropiaron de las ropas de aquellos que fallecieron primero, pues el cuerpo de Zolotaryov vestía un abrigo de piel y un sombrero de Dubinina mientas que los pies de esta ultima estaban envueltos en unos pantalones de Krivonischenko. Tras tres meses de análisis, la investigación sobre el caso se dio por concluida sin que se llegara a ninguna conclusión. Sin testigos, sin nadie a quien acusar y sin evidencias sustanciales de lo ocurrido, era lo más previsible. La investigación se clasifico bajo secreto de sumario y se prohibió el acceso a la zona por espacio de unos tres años. Hasta el momento pocos son los documentos que se han desclasificado, no obstante, a pesar de los esfuerzos de las autoridades por acallar el hecho, los estudiantes y los familiares de los jóvenes impulsaron la creación de una fundación que se ha dedicado en estos 49 años, a la búsqueda de una resolución al misterio. Heridas imposibles, luces en el cielo y radiación
Es más, años después algunos especialistas en medicina forense como el Dr. Boris Vozrozhdenny, han relatado que es humanamente posible que la fuerza de un ser humano pudiera realizar las heridas internas que presentaban los cuatro últimos cadáveres. Son heridas parecidas a las que se producen en un accidente a toda velocidad con un vehículo, externamente no se aprecian, pero las heridas internas son fatales. Descartados los factores de intervención humana, los investigadores comenzaron a localizar testimonios de la época, y así en 1990 uno de los principales investigadores del caso Iev Ivanov, logro dar con las declaraciones de varios testigos presenciales entre los que se encontraban militares y meteorólogos, que hablaron de “esferas brillantes” que habían sido divisadas en el cielo cerca de la zona del campamento entre febrero y marzo de 1959, es decir, en el momento de los acontecimientos. Para Ivanov, esas esferas brillantes eran la explicación del misterio. Entre los pocos documentos desclasificados, existe uno que hace referencia unos excursionistas que acamparon a unos 50 kilómetros de distancia de los nueve fallecidos. El informe recoge como estos excursionistas vieron en la noche del 2 de febrero “extrañas esferas luminosas de color naranja que flotaban en el cielo en dirección a Kholat-Shiyakhy en las montañas de Otorten. De nuevo las luces eran las protagonistas en estos testimonios, lo que dio la posibilidad a los investigadores para especular con la posibilidad de que una de estas esferas hubiera provocado que los excursionistas o al menos uno de ellos se viera afectado por estas luces y con sus gritos alertara a los otros que lo siguieron. Estas luces pudieron haber provocado una explosión y producir las lesiones internas que presentaban los cadáveres.
Para Yudin, el superviviente del grupo esta teoría es la más plausible para explicar lo ocurrido. Explica las heridas así como el extraño tono “bronceado” que presentaban los cadáveres cuando fueron encontrados y que s mantuvo cuando se realizo el multitudinario funeral. Sin embargo la prueba que mejor refuerza esta teoría es el hallazgo de altos niveles de radiación en las ropas que portaban los cadáveres. El que los documentos desclasificados no ofrezcan datos sobre las lesiones de los órganos internos termina de dar la puntilla a esta teoría. Sin embargo, a pesar de que la zona se rastreo en varias ocasiones, nunca se encontró rastros o señales de una explosión. Experimento Militar A pesar de todo Yury Yudin sigue en su empeño de clarificación del caso y así en su última visita a la zona logro descubrir un “extraño” cementerio de metales retorcidos de los que no pudo averiguar su origen ni tampoco cuando aparecieron allí. Para él es imposible probar un experimento militar pero no duda que la tragedia fue de un origen artificial. El próximo año se cumplirá el cincuenta aniversario de la tragedia y muchos esperan que con esta fecha señalada y la actual situación de Rusia, se produzca una nueva desclasificación de documentos que permitan arrojar más luz sobre un caso que se encuentra sumido en la parte más sombría de un caso rodeado de misterio. Teorías que cobran fuerza: “Las avalanchas de nieve ligera” Conferencias por motivo del 49 aniversario Fotografias del Obtenidas por las viejas Leyca del "Grupo Dyatlov":
Fdo. David Heylen (Publicado en MAS ALLÁ en Julio 2008) http://esencia21.wordpress.com/2008/09/06/nuevo-articulo-terror-bajo-cero-en-los-urales/ |
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