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Voces del Misterio

Odyssey tendrá que devolver a España el tesoro de “La Mercedes”.

 

 

El morboso desencuentro entre Odyssey Marine Exploration (OMX) y el gobierno español está más próximo al desenlace tras conocerse, el pasado miércoles el fallo dictado por el juez  Mark Pizzo, en Tampa (Florida), donde se juzgaba  el expolio del tesoro de “la Mercedes” compuesto de 500.000 monedas de oro y plata.  La sentencia determina que hay pruebas sólidas de que el pecio expoliado por la empresa norteamericana sea efectivamente, el de la fragata Mercedes, argumento defendido por España avalado por la  documentación que se encuentra en el Archivo Naval de La Mancha.

Además, señaló que no tiene jurisdicción sobre el caso y recomendó que todo sea devuelto a España en un plazo de diez días.
Asi que el tesoro expoliado por Odyssey que, deberá regresar a casa y según las primeras previsiones será conservado en el Museo Nacional de Arqueología Submarina (Arqua). Seguir leyendo…

Contexto del hundimiento

España inició sus acciones legales en Tampa, reclamando que las monedas procedían del buque “Nuestra Señora de las Mercedes”, que transportaba el tesoro desde Perú cuando fue atacado por buques de guerra británicos frente a las costas españolas en 1804.

La Mercedes se hundió en los primeros minutos de batalla en el cabo Santa María cuando una explosión lo hizo pedazos, acabando con la vida de los 200 marineros que estaban a bordo.

El ataque llevó a España a declarar la guerra en Reino Unido y entrar en las Guerras Napoleónicas del lado de Francia.

El “caso Odyssey” la crónica de un expolio

Se trata de una grotesca historia de expolio arqueológico submarino convertida en un auténtico “culebrón internacional” .

Odyssey Marine Exploration es una empresa privada estadounidense, propiedad de Greg Stemm, un antiguo agente publicitario transmutado en cazatesoros; fundada en 1994 y con sede en Tampa (Florida) dedicada a la exploración y recuperación de naufragios, para su posterior beneficio como pago a sus servicios o sencillamente la apropiación de lo encontrado.

En el mes de mayo de 2007, con cierta sarna, Odyssey anunciaba el hallazgo de un buque hundido con un valioso botín; 17 toneladas de monedas de plata y oro.

El lanzamiento de la noticia al más puro estilo wollywodiense les proclamó autenticos piratas del s.XXI : la empresa hacía público que habían encontrado lo que llamaron el Black Swann, en odiosa comparación con el buque Cisne Negro del capitán Jack Sparrow, en la película Piratas del Caribe.

El gobierno español sospechaba de expolio

Mientras el mosqueo en España iba en aumento, la prensa de Estados Unidos siguió con el tufillo irónico respecto a la noticia intentando calcular cuál sería su parte de los aproximadamente 500 millones de dólares en los que están valoradas las 17 toneladas de monedas de plata y oro, joyería y otros valores, que fueron rescatados del fondo del mar durante la pasada primavera.

Al espectáculo ofrecido por los norteamericanos le siguieron las sospechas por parte del ministerio de cultura español de que la empresa Odyssey podría haber expoliado nuestro patrimonio en aguas legalmente españolas. A todo esto Odyssey sólo Habia obtenido permisos para explorar frente a las costas de Gibraltar (mar de Alboran en territorio británico ), más concretamente tenía permiso para la identificación del navío británico HMS Sussex, cuyo naufragio databa de 1694 que fue localizado recientemente.

Odyssey por su parte, oculta información. Se niega a dar datos sobre la identificación del pecio hallado, su nacionalidad y su procedencia. Esta sospechosa confidencialidad fué justificada por la empresa en la naturaleza secreta del proyecto denominado “Cisne Negro”.

Finalmente y como en una especie de maniobra de distracción para quedarse con el botín, Odyssey desvelaba que el pecio hallado no era el HMS Sussex y aseguraba que estaba más allá de las aguas territoriales o de jurisdicción legal de cualquier país.

Éste hecho de encubrimiento y falta de transparencia informativa, explica la rápida estrategia del traslado de las piezas recuperadas, que fueron cargadas en Gibraltar con destino a Tampa(Florida). Parece ser que llevaban tiempo preparando la salida y que intentaron confundir a la opinión pública desde el principio, con lo de la territorialidad de las aguas.

Es evidente que existió también un intento de manipulación por parte de Odyssey sobre las fotos de las monedas entregadas a la agencia Associated Press con el fin de borrar el perfil del Monarca español ( Carlos III) tal y como ya denunciaron periódicos españoles como el ABC.

Odyssey “a juicio”

Ante la insistente negativa a facilitar información sobre el pecio por parte de Odyssey, el gobierno español optó por llevar el caso a los tribunales contratando los servicios del abogado de Washington James, según el cual, Odyssey no tiene derecho a rescatar los restos de navíos españoles sin permiso.

El caso es que la Armada española venía informando sobre los movimientos del Odyssey sobre aguas españolas. Pero desgraciadamente el gobierno español no actuó a tiempo a pesar de la existencia de una ley preconstitucional de 1962 (Ley de Auxilios, Remolques, Extracciones y Hallazgos) que le hubiera permitido llevar a cabo acciones contra los caza tesoros.

O sea que desde al menos 2002 no se hizo nada por evitar la sustracción del patrimonio. Finalmente la ministra Carmen Calvo inició una investigación sobre el origen del pecio después de que los americanos ya se hubieran llevado el botín. En fin más vale tarde…

Candidatos a las elecciones americanas accionistas de Odyssey

A pesar de que en España se le califique contundentemente como una empresa pirata, Odyssey Marine Exploration -creada en 1994 por John C. Morris y Greg Stemm goza de considerable prestigio en Estados Unidos. Y, desde luego, dispone de medios de los que carece la administración española, prácticamente desnuda ante este tipo de saqueos.
Pero lo que nadie parecía prever es que este suceso terminara repercutiendo en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, o al menos, en la nominación de sus candidatos.

Uno de ellos, John Edwards, que disputa la candidatura demócrata a la presidencia a Hillary Clinton, ha invertido 30 millones de dólares de su patrimonio personal en un fondo de inversión denominado Fortress Investments que aparece como titular del segundo paquete de acciones más importante de Odyssey, la empresa que creó Stemm en 1984 y cuya salida a bolsa, hasta ahora, ha dado grandes alegrías a sus fundadores y a sus socios capitalistas.

Posibilidades de recuperar el tesoro

A favor de España juega desde el comienzo del juicio, el primer convenio de la historia sobre Protección del Patrimonio Arqueológico Subacuático, aprobado por la UNESCO en noviembre de 2001, y que considera que los llamados Navíos de Estado, aquellos fletados por un Gobierno concreto, siguen siendo territorio de ese país aún estando en el fondo del mar.

Hay, sin embargo, un precedente, el de la fragata Juno y La Galga de Andalucía, que naufragaron frente a las costas de Virginia, con un cargamento de plata valorado en 500 millones de dólares. España logró el respaldo de las autoridades de EE.UU y obligaron a los cazatesoros de Sea Hunt a entregar su carga. Por ahí va la estrategia de James A. Goold, cuyo bufete tiene sede en Washington. Se trataría de «reivindicar el principio legal de que el legado cultural español que se encuentra bajo las aguas jurisdiccionales no puede ser recuperado sin la autorización del Estado español».

Finalmente, señalar que la interceptación de los buques de la compañía Odyssey y todo este asunto de expolio arqueológico en nuestros mares puede marcar un antes y un después en cuanto a que vengan a aguas españolas más barcos cazatesoros y se actúe mejor y más rápido.
Se calcula que, durante sus campañas en el Estrecho y en aguas próximas a dicha zona marítima, los sistemas de rastreo y localización del Odyssey habrían dado con 418 pecios, entre los que figurarían 23 barcos con posible carga a bordo.

Primeras Conclusiones

El gobierno español emprendió acciones legales contra esta empresa a través del sistema judicial estadounidense.

A la luz del sorprendente rescate, todo parece indicar que la búsqueda del supuesto pecio HMS Sussex fué más bien un señuelo para distraer a la opinión pública. Tal vez fuera, en realidad, “El Dorado de los Mares”, bajo bandera española, y esa podría ser una de las bazas de Madrid a la hora de reclamar la preciada carga.

Tras la detención cautelar del buque cazatesoros Odyssey que la Guardia Civil y la Armada llevaron a cabo en la bahía de Algeciras, la resolución final del contencioso se encuentraba hasta la pasada semna en los tribunales de Florida en su sede de Tampa, en donde el Gobierno español pleiteaba  por el tesoro encontrado en uno o en varios pecios hundidos en aguas próximas a la Península.

Además de llevarse a Tampa el botín, Odyssey se vió beneficiada con un aumento de un 80,87% en su cotización en el American Stock Exchange” en pocos días.

Odyssey objeta la sentencia

Supuestamenta tras la sentencia Odyssey tiene pocos dias ya para devolver las monedas sustraídas pero la empresa vuelve a cuestionar la valía del caso y se niega a acatar el fallo de los tribunales pretendiendo recurrir la sentencia. El presidente ejecutivo de Odyssey, Greg Stemm piensa que “Odyssey ha hecho todo según las normas. Que el tribunal haya determinado que existen pruebas suficientes para identificar de manera concluyente el sitio como las Mercedes (…) es simplemente equivocado”, agregó.

Odyssey dijo que planeaba presentar una objeción escrita por el fallo, que dice que la compañía debe devolver las monedas en un plazo de 10 días, argumentando que ni siquiera había un precio para demostrar que era su tesoro.

Valoración

Sin duda este caso tiene un claro efecto global y supone  un referente en la protección del patrimonio sumergido. Según la opinión en ABC, del abogado Jose María Lancho;  A pesar de en la resolución se defienden  los intereses españoles frente a Odyssey  se concluye que, con excepción de los buques de Estado, la industria de los cazatesoros puede actuar sobre un yacimiento histórico en cualquier lugar del mundo bajo la garantía de los tribunales norteamericanos. O sea, que los yacimientos arqueológicos consistentes en buques “civiles” o de aquellos de difícil identificación -y tanto más difícil cuanto que los datos que permiten identificarlos los tiene que dar la propia empresa cazatesoros- estarían expuestos al expolio.

Se calcula que el patrimonio español sumergido en las costas españolas oscila entre 5.000 y 7.000 barcos hundidos. Es decir que los españoles somos igual de vulnerables frente a los cazatesoros, hasta que se ponga en marcha el plan de localización de nuestro patrimonio y se decida protegerlo.

Ambicioso Plan para rescatar nuestros pecios

Localizar esos pecios hundidos en aguas territoriales españolas, será en breve una realidad, podría ser cuestión de semanas. Parece ser, que sólo falta la firma  del convenio entre los ministerios de Cultura y Defensa . El  primer paso de un ambicioso plan, para el que se ha destinado la cantidad de 250.000 euros que, según fuentes de Cultura, podrían incrementarse, puesto que el acuerdo aún está abierto. El trazado y establecimiento del Atlas y de los mapas de arqueología subacuática se realizará con buques de buceo y cazaminas.

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